¿Es la monarquía una desfasada forma de gobierno o por el contrario una institución que puede desempeñar un gran papel en los albores del siglo XXI?
Centrándonos en la historia moderna europea, no hay quien pueda negar que la democracia moderna nació como Monarquía parlamentaria en Gran Bretaña. Hay quien dice que la monarquía es una institucion gubernamental "anacrónica".
Desde ese punto de vista, está claro que lleva razón. Con los valores de la Ilustración, con la Revolución Francesa y la Rusa, con las liberales del siglo XIX o incluso la Transición Española hemos dejado atrás ese mito de "por la Gracia de Dios". Todo esto, cambia cuando omitimos el término "gubernamental" de institución.
Como bien decimos en España, "el Rey reina, pero no gobierna" y por tanto hemos de enfocar nuestro concepto de monarquía fuera del concepto de gobierno. Hoy en día en las 10 monarquías europeas existentes, Reino Unido, Bélgica, España, Holanda, Luxemburgo, Dinamarca, Noruega, Suecia, Mónaco y Liechtenstein, exceptuando estas 2 últimas, los monarcas cumplen con la función de Jefe del Estado de manera simbólica y con los principales objetivos de servir de árbitro estatal, símbolo de la unidad de la Nación y la permanencia del Estado, "controlador" como Comandante en Jefe de los ejércitos, firma de leyes, nombramiento de embajadores, representación internacional, etcétera.
En España, la democracia plena, plural y tolerante nos ha llegado, por vez primera, con la Monarquía parlamentaria liderada por Juan Carlos I. Muchos hoy mitifican la II República (¿por qué no la primera?) alegando legalidad y democracia. Con ninguna de esas dos características, por el contrario, contó la II República. Ni fue legal, puesto que se proclamó con unos falsos resultados en unas elecciones simplemente municipales ni plenamente democrática, puesto que la derecha fue excluida y perseguida para crear una república enteramente de izquierdas y que, cuando el pueblo eligió a la derecha para gobernar, parte de la izquierda atacó a su propia república con la Revolución de Asturias de 1934.
Juan Carlos I supo conducir en la Transición a España fuera de los oscuros 36 años de dictadura, 3 de guerra civil y 8 de república a un Estado de Autonomías y derechos y libertades nunca antes vistos en España. La Transición y la Constitución de 1978 y sobre todo lo que en sí representan, como sus muchas labores sociales e institucionales, han consolidado tanto a Don Juan Carlos como a Doña Sofía como merecedores de la confianza, afecto y cariño de la gran mayoría de los españoles.
Siendo el Rey la cabeza del Estado, hemos conseguido estabilizar los sucesivos gobiernos, mantener unida la patria y una inmaculada representación internacional. Y es que Su Majestad no sólo es admirado dentro de nuestras fronteras. Desde los demás países, se le considera un símbolo democrático, un rey, o mejor dicho, el Rey que devolvió al pueblo la "voz" popular de la Nación.
¡Viva España, viva el Rey!
El Hispánico
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2 comentarios:
Muy interensante artículo. Cuando tenga más tiempo entraré a discutirlo. Te invito a que te pases por mi blog y web.
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Un saludo.
Hola otra vez.
La razón por la que esta izquierda aberregada reivindica la II República y no la I simplemente es porque la segunda se definía como "una república de trabajadores" y la primera era, sugún ellos, burguesa. Eso es todo. No les puedes pedir que piensen más... se convertirían en polvo cósmico. No les caben más de dos ideas en la cabeza.
Por cierto, una puntualización, no reivindican la II República sino sólo los dos primeros años -los azañistas-. A partir del 34 para ellos ya no fue república.
Es triste pero es así. Toda su ideología se resume en esos dos años.
Un saludo.
Insisto en mi invitación a mi blog y web.
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